Aunque fue jugador de baloncesto de primer nivel, en categorías inferiores, y trabajó tres temporadas como preparador físico del primer equipo del Barça de básquet, con Xavi Pascual como entrenador, su trayectoria profesional ha estado más ligada al tenis. Se licenció en la primera promoción de INEFC y, ya en el segundo año de carrera, empezó a trabajar como preparador físico de la escuela del Club de Tenis Andrés Gimeno. Allí no sólo conoció al ganador de Roland Garros 1972, sino que se convirtió en su preparador mientras éste seguía jugando en el circuito sénior. También preparó a los jugadores que Gimeno entrenaba, como Arantxa y Marisa Sánchez Vicario, y Pepe López-Maeso.
Ya por su cuenta preparó a jugadores como Carlos Moyá, Carlos Costa, Galo Blanco y Albert Costa. Con Albert fue en uno de los primeros preparadores físicos españoles que viajaba con el jugador de torneo. Tras la eufórica victoria de la Copa Davis 2000, en el Palau Sant Jordi de Barcelona, anunció que dejaba su cargo buscando una mayor conciliación familiar y laboral. También le apetecía cambiar de deporte y durante dos años estuvo con la selección española de hockey hierba. De ahí pasó a la gestión de un club, como director deportivo y gerente, entre otras cosas porque se siente más cómodo ante un reto que en cualquier zona de confort. Lo que no se esperaba, a estas alturas, es que un reto le convenciera y conmoviera tanto como formar parte de lo que significa el TEC.