Empezó en el tenis siguiendo los pasos de su abuela cuando, de muy pequeño, le gustaba acompañarla a los partidos y no al revés, como es más habitual. A los 17 años dejó el Club de Tenis Mataró donde jugaban varios miembros de su familia para entrenar en la academia de Juan Carlos Ferrero. Su mejor ránking fue el 350 de la ATP y abandonó el tenis profesional por una decisión multifactorial. Estuvo dos años indeciso, e incluso empezó a preparar las oposiciones de bombero, hasta que se renganchó con el tenis en la escuela del Centre Atlètic Laietània, en Mataró. Se formó como entrenador y estuvo trabajando en diferentes academias, donde asegura que no tenía la libertad que tiene ahora en el TEC. Por primera vez, siente que puede hacer su trabajo de entrenador con total coherencia y sinceridad, al no haber una transacción económica con el jugador gracias al programa de becas.
Recorrer kilómetros en bicicleta es su gran afición y una manera de apoyar a la causa de la Fundación Alpha, que recauda fondos para ayudar a afectados, y familiares, que padecen distrofia muscular de cinturas. Cada año colabora en un torneo benéfico de pádel y, al estilo de las Charity run, participa de forma solidaria en eventos en bici, en los que cada kilómetro cuenta para la causa. Como que el desnivel del recorrido aumenta la cifra recaudada, a veces va en bici desde Mataró hasta la sede del TEC, en pleno Parque Natural de Collserola.