Axel Alvárez

Empezó a darle a la pelota con su abuelo, contra la pared de un colegio, y en los cursillos de tenis del Centro Asturiano de La Habana, en Gijón. Como benjamín ya destacó y primero le fichó el Real Grupo de Cultura Covadonga y, años más tarde, la Federación Española de Tenis le becó para entrenar en el CAR de Sant Cugat. Una operación de cadera, debido a una cuestión genética acelerada por la alta competición, frenó el ritmo competitivo que llevaba. Aprovechó otra beca, en este caso para estudiar Económicas en la Universidad de Oklahoma, y vivió la gran experiencia de su vida. Ahí jugó su mejor tenis y llegó a ser al number one de la liga universitaria de Estados Unidos. Al acabar el college, hizo un voluntariado en Bolivia y se pasó un mes navegando afluyentes del río Amazonas, haciendo escala en diferentes poblados, para revisar el estado de las letrinas, dar flúor a los niños, dinamizar talleres infantiles y ofrecer charlas sobre higiene.

Cuando le llegó la propuesta del TEC estaba dando clases y clinics en Singapur. Antes había sido entrenador en la Rafa Nadal Academy y del equipo de Arabia Saudí, para la Copa Davis. Toda la responsabilidad que pone como entrenador la pierde en las pertenencias cotidianas. Sus compañeros ya se las guardan sin preguntar de quién son y confía en que las cámaras que analizan el juego en las pistas le ayuden también a encontrar lo que olvida, mientras está focus en el tenis.