Sara Mérida

Nació en una familia muy futbolera y a los 15 años ya jugaba en Primera División del RCD Espanyol que, por aquel entonces, era el mejor equipo de La Liga y el que le ofrecía la oportunidad de disputar la Champions. Por su técnica, dominio del balón y capacidad de tomar decisiones, jugaba como centrocampista. La dureza de las lesiones truncó pronto una carrera talentosa y prometedora. Con 17 años se rompió el ligamiento cruzado con menisco y fue recayendo en la lesión hasta que a la quinta, con sólo 20 y una enorme tristeza, abandonó lo que para ella era su vida.

Estudió Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en el INEFC de Barcelona y lo rubricó con un Máster de Readaptación y prevención de lesiones en el deporte, en Madrid. Eligió esta especialidad porque, tras su primera cirugía, se dio cuenta de que en el proceso de recuperación había un espacio vacío y se saltaba del trabajo en camilla con el fisio al entrenamiento en pista. Ahora ella llena este gap en el TEC, readaptando los movimientos, las cargas y la estructura lesionada de forma totalmente personalizada y sin prescindir de ninguna fase. Tampoco evita trabajar la tolerancia a la frustración ni los miedos, porque sabe que incrementan el riesgo de lesión. Para ella, poder ejercer su vocación en el TEC y que, además, aquí le estimulen a desarrollar consciencia sobre lo que sucede en el mundo más allá del deporte, “es un 2 x 1.”.