Ricard Marín

Desde siempre se ha sentido deportista y, siendo de Tarragona, jugó en los clubs de básquet de la zona, como el Nàstic y el Salou. Los constantes cambios de dirección y multisaltos de este deporte hicieron mella en su rodilla y, en vez de operarse, optó por una rehabilitación conservadora. Siguió la hoja de ruta que le marcaron sus fisioterapeutas, readaptadores y preparadores físicos y así, además de curarle la lesión, le descubrieron su camino profesional. Estudió Fisioterapia en la Escuela universitaria Gimbernat de Sant Cugat y pasó por varios trabajos en Geriatría, con discapacitados físicos e incluso de fisioterapia respiratoria en la UCI, pero él quería seguir ligado al deporte.

Como autónomo había perseguido la posibilidad de trabajar en el TEC porque cree en su capacidad de trascendencia como centro de alto rendimiento y, sobre todo, porque la filosofía que inculca encaja de lleno con su forma de vida y eso le hace sentirse como en casa. En su hogar hace años que adoptaron la sostenibilidad como una actitud vital y ya tiene muy integrado reciclar, promover el residuo cero, comprar sólo ropa duradera y seguir una dieta vegana pensando en el sufrimiento y sobreexplotación animal para el consumo humano. Vivir con esta coherencia le sienta bien y cree que el futuro pasa por la autogestión que reduzca nuestro impacto sobre el planeta. Por eso le entusiasma trabajar en una sede que, más allá del tenis, tenga en cuenta la eficiencia energética, la neutralidad de carbono y la Biofilia.