Es la discreción personificada, por eso habla flojo, poco y con mucha humildad. Sin embargo, su trayectoria dice mucho de él. También jugadores y jugadoras a quienes ha entrenado y otras con quienes ha tenido gestos llenos de empatía, como ir a ver sus partidos cuando sabía que viajaban sin coach a los torneos, para que se sintieran arropadas. La primera vez que lo hizo fue con su hermano, en una demostración de que el altruismo ha estado siempre en su forma de ser. Aunque él también jugaba a tenis, decidió abandonar su carrera para acompañar a su hermano para que no fuera solo de torneo y, como no podía tener entrenador, jugar él este papel. De esta forma tan considerada entró en el circuito y, por un efecto boomerang, empezó a recibir propuestas de otros jugadores que querían que les entrenara. Algo parecido le sucedió cuando ofreció su ayuda a Conchita Martínez y acabó como subcapitán del equipo español de la Fed Cup, la Copa Davis y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Se ríe al recordar cuando Jordi Vilaró le pidió que le sustituyera como entrenador de Beto Martin en la gira de Cincinnati y, contra todo pronóstico, éste venció a Pete Sampras en primera ronda. Ha estado en todos los Grand Slam y, junto a dos entrenadores más, crearon el primer grupo de jugadoras con una perspectiva en femenino del tenis. Algunas de ellas son ahora parte del staff del TEC y siguen esta estela.