La vena tenística le viene de familia. La comparte con su hermano Óscar, que siempre ha sido su referente, y con su padre, que empezó como recogepelotas de los socios del Real Club de Tenis Barcelona y se acabó convirtiendo en entrenador. Acompañándole cada fin de semana a los torneos de los jugadores que su padre entrenaba fue aprendiendo sobre el tenis, primero observando y después practicando él solo en el frontón. Poco a poco la afición se convirtió en una necesidad y se pasaba el día entero en el Club de Tenis Andrés Gimeno, donde le dejaban por la mañana y le recogían por la noche, aún sin ganas de marcharse. Empezó a competir en la categoría de benjamín y jugó hasta los 18, cuando pensó que tenía más recorrido como entrenador y entró a trabajar en la sección de competición de la escuela del RCTB.
Lleva más de 15 años como entrenador y, con una gran sonrisa, confiesa que le encanta su trabajo y también la franja de edad en la que se empiezan a jugar los primeros júniors. Sigue sintiendo la necesidad de hacer deporte a diario porque le airea y le gusta cuidarse, así que los que viajan con él saben que geolocaliza un gimnasio en cada destino. Del TEC le ilusiona todo, que los jugadores sean los mejores de su categoría a nivel internacional, hacer equipo con entrenadores con los que sabe que va a crecer y, por supuesto, poder trabajar con su hermano Óscar.