Su abuelo fue uno de los fundadores del Club Tenis Ciutadella, donde él empezó a jugar siendo muy pequeño. A los trece años saltó de Menorca a Mallorca, para entrar en la Escola Balear de l’Esport, un centro de alto rendimiento y residencia de deportistas, donde entrenaba con Rafa Nadal y juntos formaron pareja de dobles. Le gusta la estrategia del tenis, aunque a veces falle como con la lesión de hombro que le cambió la vida. Siguiendo su curiosidad por la anatomía humana, estudió Fisioterapia y un Máster en Fisioterapia deportiva y Readaptación en deportes de equipo, mientras leía a Viktor Frankl y a Carl Gustav Jung. Por eso se emociona cuando ve a los jugadores del TEC con un libro entre manos, como él ha hecho siempre para poder ser librepensador.
Trabajó en categorías base del FC Barcelona y en el primer equipo de rugby, todo un reto para un fisioterapeuta por la cantidad de contusiones que conlleva este deporte. Dice que la idea de fomentar consciencia ecosocial a través del tenis, dando oportunidad a tanta gente como hace el TEC, es “de piel de gallina”. Es clasificador voluntario de tenis adaptado para la ITF y ayuda a reinsertar a personas con riesgo de exclusión social, con la Fisioterapia y la Kinesiología, en la Fundación ADAMA. No conecta demasiado con el concepto ecología, porque cree que basta con estar en simbiosis con la Naturaleza y respetarla al estilo hipocrático Primum non nocere de, ante todo, evitar el daño.